viernes, 8 de marzo de 2013

Gioconda Rusa

Añoraba a la Victoria que conocí en el Forum y recorriendo distintos perfiles me llamó profundamente la atención la foto de una chica de ojos claros rasgados y que con un gorro calado a la altura de los párpados mostraba su ecléctica sonrisa proyectándola frente a una gélida Plaza Roja de Moscú al fondo. ¡Qué frío! A cualquiera esa instantánea le sugeriría cerrarlo todo aquí y ahora y darse por vencido. Acercarse al hogar aterido, resoplar al tiempo de abrigarse y tomarse un té caliente. Desde luego no era el lugar idílico en el cual hubiera soñado conocer a alguien alguna vez. Sin embargo, me quedé inmóvil frente a esa imagen llena de nostalgia y enigmática belleza. Su sonrisa serena era como el esbozo de un irresistible señuelo que avivaba mi atención. Acaso como si se tratase de una Gioconda rusa, Vicky más allá de haberme emocionado quizás me había conmocionado. Un alma frágil a una distancia insalvable se quiebra con mayor facilidad y así rota en mil pedazos quedó eternamente la mía. Otros con mayor sentido común tendrían más clara la situación. Simplemente encapricharse de alguien a quien nunca jamás llegarás a conocer y escribirle como si estuvieras justo frente a ella no era lo sensato, pero yo no lograba ver la diferencia. Rápidamente busqué su dirección de e-mail y le envié un precioso mensaje. Pasaron los días y yo aguardaba pero no hubo respuesta.



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