lunes, 4 de febrero de 2013

Bailando con Rusos

Los jóvenes rusos del sur de Moscú no están muy habituados a que un extranjero, un europeo, un español, un catalán por más señas pasee por sus calles como si cualquier cosa, así que aquello fue algo que rompía entonces mucho la monotonía del lugar. Yo traté de responder a todas sus preguntas, lo hice en Inglés, y algunos que lo entendían se desvivían en traducirlo a sus compañeros. Ellos estaban allí con guitarras cantando y yo aproveché para tocar algunas canciones. Se quedaron embobados y todos querían ser mis amigos, las chicas también, y me daban números de e-mail para que les escribiera y sobretodo no paraban de invitarme a beber. Aun a pesar de parecer descortés traté de evitar siempre que pude el Vodka con gran enfado por su parte y sólo traté de corregirlo en la medida que fui aceptando alguna cerveza (pivo). Pude descubrir y saborear que el licor era suave y más aromático que el que conocíamos en España. Era una noche oscura sólo que incomprensiblemente esa noche tenía una luminosidad indescriptible, no sólo en el cielo sino también en aquel preciso instante y lugar, pues una gran energía, alegría y bullicio se adueñaron de la Plaza. Entonces, alguien aparcó su coche en la acera, abrió la parte trasera y de unos altavoces gigantes tuvimos música para bailar ¡fantástico!

Opexobo 2006

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