sábado, 23 de febrero de 2013

El Desafío

Bien, entonces dije a Vicky “Mira, iré al consulado y formalizaré una invitación para que vengas a España, los gastos corren a mi cuenta así que tu no te preocupes por nada. Sólo haz la maleta, llénala de ilusiones y ven” A Vicky le gustó la idea y le parecía bien pero dijo que había un pequeño problema y es que no podía ausentarse ni lejos ni por mucho tiempo puesto que estaba pendiente de recibir la documentación para un trabajo. Sin aquellos documentos y los posteriores trámites ella no podría trabajar de profesora. Entonces ella me pidió que nos encontrásemos en su ciudad. ¿Surgut? ¿Siberia? A mí lo más parecido que me sonaba todo eso era a hielo y Gulag. ¿Quién querría ir hasta allí? Incluso hasta Vicky me lo advirtió “Esto no te va a gustar honey” Aun no lo parezca yo no sentía la inquietud de los grandes viajeros ni el inquebrantable estímulo por el desafío, el descubrimiento y el riesgo. A mí no me entusiasmaba viajar más allá de lo necesario, siempre lo encontré tedioso. Yo era un explorador del pensamiento pero no un indómito aventurero. Viajar hasta aquel remoto lugar de la esteparia Rusia no me motivaba especialmente. Bien al contrario era un viaje que me intimidaba. Lo cierto es que yo ignoraba Rusia.

Moscow 2006

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