jueves, 7 de febrero de 2013

El Extranjero

Me consta que a Yulia aquel extranjero que yo era le resultaba interesante, y no atinaba a comprender la razón por la cual Vicky había renunciado a encontrarse con él y llegar a conocerlo. Además Yulia se sentía molesta. Aseguró que las mujeres rusas no eran de ese modo y que el comportamiento de Vicky le avergonzaba como compatriota y que Vicky no las representaba en absoluto. Preguntó por qué no había llamado pidiéndole explicaciones, es más se ofreció para ser ella misma quien la llamase y hablar con ella de rusa a rusa. Me negué, dije que si ella no había venido tendría sus razones y llamarla para decirle lo que yo pensaba de su jugada no tenía sentido, pues ella podía ya tener una ligera idea e imaginárselo, y con ello tampoco hubiéramos arreglado poco o nada. Yo nunca supe lo que en realidad ocurrió con Vicky, pues jamás volví a saber más de ella. Ni una llamada de teléfono, ni un e-mail, nada. Quien sabe los motivos por los cuales no nos conocimos finalmente. Vicky faltó a la cita y a su palabra dada pero la sospecha de que tal vez la desconfianza hiciera mella en ella en el último instante es probable, al fin y al cabo qué garantías tenía que aquello no fuera una artimaña o la trampa de un extranjero que quisiera embaucarla en quien sabe qué. Se escuchan tantas cosas de mafias y secuestros.

Moscow 2006

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